Durante muchos siglos, la existencia de la ciudad de Troya se limitaba a las leyendas de la antigüedad así como a los textos de Homero y otros autores. Parecía algo más mitológico que real, sin embargo, en la actualidad, los yacimientos arqueológicos de Troya se encuentran entre los más visitados en todo el mundo.
Troya fue rescatada del olvido gracias a la excavación realizada en 1871 por el alemán Heinrich Schliemann. Poco más de un siglo después, en 1998, el sitio arqueológico de Troya fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La antigua ciudad de Troya está compuesta por nueve yacimientos arqueológicos superpuestos unos encima de otro, son los nueve momentos de gloria de la ciudad cuya historia se extiende a lo largo de varios milenios, hasta que fue definitivamente abandonada.
Los restos más antiguos corresponden al 3.000 a.C. y los últimos rondan el año de nacimiento de Jesucristo. Aunque muchos dudaron de su existencia y muchos la buscaron, sería Schliemann, arqueólogo, quien consiguió encontrarla. El buscaba el tesoro de Príamo, último rey de la ciudad, encontró mucho más que eso, pero también un tesoro que por euforia se consideró de este rey de Troya.